jueves, 7 de noviembre de 2019

Los ritos funerarios en Roma y su pervivencia en el mundo actual




Rituales Funerarios




Siempre que la muerte lo permitía, el funeral comenzaba en la casa del difunto. La familia acompañaba al moribundo a su lecho para darle el último beso y retener así el alma que se escapaba por su boca. Tras el fallecimiento se le cerraban los ojos y se le llamaba tres veces por su nombre para comprobar que realmente había muerto. A continuación se lavaba el cuerpo se le perfumaba con ungüentos y se le vestía. Los lujos estaban prohibidos por ley pero permitían colocar sobre la cabeza del difunto las coronas que había recibido en vida. Siguiendo la costumbre griega se depositaba junto al cadáver una moneda para que Caronte transportara su alma en barca y atravesar así la laguna Estigia hacia el reino de los muertos. Finalmente el cuerpo del difunto se colocaba sobre una litera con los pies hacia la puerta de entrada, rodeado de flores, símbolo de la fragilidad de la vida y se quemaban perfumes. Según la condición social permanecía expuesto de tres a siete días.




El transporte a la pira funeraria o a la tumba, se realizaba colocando al difunto en una caja de madera abierta que se colocaba sobre una especie de camilla para transportarla o era llevada a hombros por su familia. Detrás del difunto se situaba el cortejo fúnebre formado por el resto de la familia y sus amigos. A veces se acompañaban de músicos que tocaban trompetas y flautas o de mujeres que expresaban el dolor llorando o golpeándose en el pecho.
La humatio, era esencial en el funeral. Consistía en arrojar tierra sobre el cuerpo del difunto o sobre parte de él, según se tratara de una inhumación o una incineración. La tumba se consagraba con el sacrificio de una cerda y una vez construida se llamaba tres veces al alma del difunto para que entrara en la morada que se le había preparado.

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La Lemuralia o Lemuria fue una fiesta en la religión de la antigua Roma, en ella los romanos realizaban ritos de exorcismos a los difuntos para impedir que embrujarán sus hogares. Algunos consideran que esta correspondería con la fiesta actual del Día de Difuntos, sin embargo para académicos, su comparación es muy vaga para considerarla su origen directamente como tal.
Durante esta fiesta a los espectros de los muertos inquietos o [[Larvael] se los aplacaba con ofrendas de granos. En esos días, las vestales preparaban una salsa sagrada y un pastel de harina con sal de las primeras espigas de trigo de la temporada.



En el calendario juliano esta fiesta correspondería con el 9, 11 y 13 de mayo, según la tradición estas "fiestas" fueron instituidas por Rómulo.
Los patres familiarum romanos se levantaban a medianoche para realizar una serie de ritos arrojando un puñado de habas negras por la espalda para expulsar a los espíritus de los antepasados golpeando un objeto de bronce y pronunciando determinadas liturgias.





Se llama lemuralia porque se creía que los lémures eran los espíritus de los difuntos,  en estos días se pensaba que los lemures volvían con ganas de probar los alimentos humanos de nuevo y para atemorizar a los familiares, el pater familias para defender a su familia debía despistar a los lemures, porque con ellos no se podía combatir, este despiste consistía en arrojar habas negras alrededor de la casa y que el espíritu se quedase buscándolas ensimismado, a la vez el parter familias recitaba una frase, el lemur una vez recogidas las habas se marchaba, durante el proceso de las habas bajo ningún concepto se podía volver atrás la vista, los mas excéntricos hacían sonar una campana o un gong para ahuyentar definitivamente al espíritu.




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Alumnos de latín 4º ESO Académicas A 

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