miércoles, 9 de marzo de 2016

Las mujeres en Grecia y Roma no solo hilaron lana: Hipatia de Alejandría, la primera científica.


Hipatia de Alejandría es considerada la primera mujer en la historia humana que hace importantes contribuciones al campo de las matemáticas, así como a la astronomía. Aunque existen pocos testimonios históricos sobre su vida y obra que hayan sobrevivido al tiempo, lo cierto es que autores de la época y del Medioevo le reconocen una interesante labor científica. Conozcamos un poco más sobre tan singular e interesante personaje de las ciencias.




Antonio Recio
Laura Recio

Las mujeres en Grecia y Roma no solo hilaron lana: Aspasia de Mileto


   Aspasia de Mileto fue una mujer griega nacida en el 470 a.C  y vivió hasta el año 400 a.C. Conocida por haber sido la esposa del político griego Pericles, Aspasia tuvo una gran influencia en la vida política y cultural griega.



   Poco se sabe de su vida temprana puesto que hay pocos datos , no obstante, se sabe que la mayor parte de su vida adulta la pasó en la ciudad de Atenas y es muy probable que influyera tanto en su marido, Pericles, como en otros muchos políticos griegos.

Aunque la fama de Aspasia se deba principalmente al haber sido esposa de Pericles, muchos investigadores reconocen que Aspasia fue una figura muy significativa al haber conseguido dirigir a su antojo a los principales políticos griegos y ofrecía a los filósofos la oportunidad de discutir con ella en términos exaltados y durante mucho tiempo.  

 A pesar de las muchas críticas que recibió, lo cierto es que pensadores coetáneos y escritores posteriores no dudaron en alabar a Aspasia. Sócrates le pedía consejo y le enviaba a sus propios alumnos al considerarla como una maestra excelente en filosofía y retórica. 


Aspasia y Sócrates


      Aspasia también destacó como científica y médica. La obstetricia, la ginecología y la cirugía fueron sus ámbitos de acción e investigación. Aspasia fue capaz de detectar y prevenir embarazos de riesgo y desarrolló remedios naturales para el post-parto.

  Aspasia fue una mujer excepcional, de excepcional belleza y excepcional inteligencia que estuvo a la altura de grandes hombres como Pericles o Sócrates; una mujer que legó sus conocimientos a la política, la filosofía y la ciencia, aunque la historia no la haya colocado en su justo lugar.

Helena Campos García

martes, 8 de marzo de 2016

Las mujeres en Grecia y Roma no solo hilaron lana: Teano de Crotona, la primera mujer matemática.



Teano  nació en Crotona, en la antigua Grecia de siglo VI a.C, en el año 546, era hija de Milón, un hombre rico que apreciaba el valor de las ciencias y las artes, tanto que fue mecenas de Pitágoras y quiso que su hija se instruyera y aprendiera la ciencia matemática, por lo que la envió como discípula de Pitágoras, en cuanto tuvo la edad adecuada.

En aquella época la mujer estaba marginada de las actividades científicas, pero en la escuela pitagórica de Crotona no existían prejuicios ni discriminaciones y se recibía por igual a hombres que a mujeres. Teano estudió mucho y trabajó con gran dedicación, por lo que, al cabo de algunos años, se convirtió en maestra.

Teano se casó con Pitágoras, tuvieron tres hijos, que al pasar los años, trabajarían con ella. A pesar de su maternidad, Teano no dejó la escuela pitagórica y, además, se dedicó al estudio de la cosmología y a la escritura de tratados de matemáticas (sobre todo, a cerca de la proporcionalidad), de física y de medicina.

Como buena pitagórica, creía y defendía que todos los objetos materiales estaban compuestos por números naturales, por lo que la medida de cualquier cosa se podía expresar con una medida exacta.

Se le atribuye haber escrito tratados de Matemáticas, Física y Medicina, y también sobre la proporción áurea. Pero su saber se ramifica en otras ramas del conocimiento: medicina, astronomía, por lo que de muchas maneras es también una precursora de la investigación científica.


La academia pitagórica se hizo con el control del gobierno de Crotona, este pueblo entro en cólera, provocó la destrucción de aquella famosísima academia y posteriormente los asesinatos de todos los docentes de ella. La única docente que se salvo de aquella matanza fue Theano, a la muerte de Pitágoras tomó las riendas de la escuela pitagórica con la ayuda de sus hijas Damo, Telauges y Arignote.


lunes, 7 de marzo de 2016

Las mujeres en Grecia y Roma no solo hilaron lana: Safo, una gran poetisa


  Safo de Mitilene, también conocida como Safo de Lesbos "Σαπφώ",(620 a.C.-580 a. C.) fue una poetisa griega. Más tarde los comentaristas griegos la incluyeron en la lista de los «nueve poetas líricos».

   Ha sido probablemente la poetisa más traducida y más imitada de la antigüedad clásica.


  

 Su obra mereció el elogio unánime de la crítica de todas las épocas, su personalidad despertó encendidas discusiones, pues para la mayoría de los estudiosos su nombre llegó a ser sinónimo de relaciones equívocas y de pasiones insanas, en tanto que otros (los menos) defendieron su virtud. Técnicamente, desarrolló lo que se llama la “estrofa sáfica”, que era una modificación del verso eólico. Su obra estaba escrita en dialecto eólico y estilísticamente se caracterizaba por ser la primera vez que se hablaba en primera persona y trataban sentimientos personales ya que situaba el amor como su tema poético, se le cantaba a lo cotidiano, a la vida mezquina llena de contradicciones, pasiones y ternuras.

Safo se dedicaba a enseñar en una escuela a la chicas en edad para contraer matrimonio conocida como "Casa de las Musas" en en la isla de Lesbos, allí se las enseñaba a acicalarse, a tejer coronas para adornar el cuello y los bucles, pero por sobre todo a cantar y danzar. Sus cantos estaban dedicados a glorificar a Afrodita y todo lo que ella representaba: suavidad, paz, dulzura.


Poema de amor

Igual parece a los eternos dioses
Quien logra verse frente a ti sentado:
¡Feliz si goza tu palabra suave,
Suave tu risa!

A mí en el pecho el corazón se oprime
Sólo en mirarte: ni la voz acierta
De mi garganta a prorrumpir; y rota
Calla la lengua

Fuego sutil dentro mi cuerpo todo
Presto discurre: los inciertos ojos
Vagan sin rumbo, los oídos hacen
Ronco zumbido.

Cúbrome toda de sudor helado:
Pálida quedo cual marchita hierba
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte
Parezco muerta



Su muerte, como toda su vida, también quedó envuelta en la leyenda puesto que todo lo que sabemos sobre Safo lo hemos deducido por sus poemas. Desdeñada (se dijo) por un joven llamado Phaon que se arrojó desde la roca Lédeade que, según la creencia de los amantes, traía el olvido y aliviaba el dolor. Hoy se sospecha que ese episodio, como muchos otros que se inventaron, es probablemente falso. La personalidad y la obra apasionada de Safo fueron un poderoso incentivo para la imaginación de la posteridad.

Laura Serrano.

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Las mujeres en Grecia y Roma no solo hilaron lana: Hortensia, la primera oradora.


  
 Hortensia,  era hija de un cónsul y abogado y  ganó notoriedad durante la república romana como  experta oradora. Ella es  conocida por dar un discurso frente a los miembros del Segundo Triunvirato en el año 42 a.C, que dio lugar a la derogación parcial de un impuesto  que afectaba a las mujeres romanas adineradas.

    Hortensia creció en una familia rica y por esta razón tuvo acceso al griego y a la literatura latina desde que era niña.Se cree que Hortensia estuvo casada con su primo segundo Quinto Servilio Cepión, con el cual tuvo una hija llamada Servilia, Hortensia quedó viuda en el año 67a.C.





   Durante el Segundo Triunvirato, Octaviano, Antonio y Lépido, gobernaban el Estado. los enormes gastos bélicos, agotaban el tesoro público, y los triunviros ya habían confiscado las propiedades de los ciudadanos proscritos, todos ricos, y para paliar este fracaso recaudatorio pusieron en práctica una idea, como poco, innovadora: publicaron un edicto exigiendo a 1.400 de las mujeres más ricas de Roma tasar su fortuna y aportar el tributo que correspondiera a cada una, según sus bienes. Las mujeres romanas no gozaban del estatuto de ciudadanía, por lo tanto no pagaban impuestos y estaban relativamente apartadas de los negocios.

  Hortensia dio un famoso discurso en el que presentaba las expresiones de las mujeres indignadas por haber sido gravadas por una guerra en la que no tenían control.
    A continuación se muestra un extracto del discurso según lo documentado por el historiador griego Apiano :

"Ya nos han privado de nuestros padres, nuestros hijos, nuestros esposos y nuestros hermanos, a quienes usted  acusó de haberle perjudicado, y si nos quitan nuestra propiedad también, nos reducen a una condición impropia de nuestro nacimiento, nuestras costumbres, nuestra sexo. ¿Por qué debemos pagar impuestos cuando no tenemos parte en los honores, las ordenes, las estructuras,  que mantiene a los contendientes  el uno contra el otro con resultados tan dañinos? "Debido a que este es un tiempo de guerra"? ¿Cuando no ha habido guerras, y cuando se ha obligado  a pagar  impuesto a las mujeres, que estén exentas de acuerdo a su sexo entre toda la humanidad? "


 Un discurso que constituye una verdadera carta de los derechos y deberes de la mujer romana. 



Laura Zuil

domingo, 6 de marzo de 2016

Las mujeres en Grecia y Roma no solo hilaron lana: Agnodice, la primera ginecóloga.



Porque hubo un tiempo en que algunas aspiraron quizás a ser algo más que \"un campo fecundo donde dioses y hombres puedan depositar sus semillas\", aporto varios nombres, el primero AGNODICE, la primera ginecóloga reconocida:

  Agnodice fue famosa en el campo de la medicina y la obstetricia pero también por haber sido protagonista de una de las primeras rebeliones femeninas. En la Grecia Clásica las mujeres vivían en un estado de difícil segregación, legitimada además por la opinión difundida y suscrita por voces autorizadas como la de Aristóteles sobre la inferioridad básica del sexo femenino. Tenían prohibido participar en la vida pública y el acceso al conocimiento. En los S.V y IV a.C. se organizó en Atenas un cierto movimiento de emancipación femenina, el cual quedó recogido en obras como Medea de Eurípides y La República de Platón

   Cuenta Higino (siglo I a.C.), bibliotecario del emperador Augusto, que había en Atenas una ley que prohibía a las mujeres el ejercicio de la Medicina, incluido el Arte Obstétrico, lo que ocasionaba el grave inconveniente de que muchas mujeres, demasiado sensibles al rubor de ser auxiliadas por los hombres en el puerperio, perdían estúpidamente su vida y la del feto.

 Joven brillante de la alta sociedad ateniense, Agnodice se siente frustrada por la prohibición de estudiar a que se enfrentan las mujeres. Estimulada por su padre, se corta el cabello y se viste de hombre para poder asistir a clases, especialmente a las del célebre médico Herófilo de Calcedonia, que se había destacado por las finas disecciones que hacía en cadáveres humanos para estudiar su anatomía. Daba lecciones al aire libre, lo cual era una práctica habitual en la culta Atenas. En el año 350 antes de nuestra era Agnodice obtiene los mejores resultados en el examen de medicina y se hace ginecóloga, sin revelar su verdadera identidad. Pronto las pacientes afluyen a su consulta, y sus colegas varones, celosos de su éxito, hacen correr el rumor de que se estaría aprovechando de su profesión para seducir y corromper a las mujeres casadas.

   Contra viento y marea, siguió atendiendo a sus pacientes desde una identidad falsa confesándoles en secreto su sexo y generando confianza entre su consulta. Los otros médicos la acusan de aprovecharse sexualmente de sus pacientes, y de haber violado a dos de ellas.

   Llevada a juicio, al comparecer ante la autoridad no opuso resistencia a que se le desnudara como lo pidieran sus acusadores, a fin de evidenciar su sexo. El escándalo fue tal que pidieron el máximo castigo para ella por haber ejercido siendo mujer, y con ello violado las leyes aprobadas por la Asamblea del Pueblo.



 Cuando parecía que su causa estaba perdida, vino en su auxilio el primer movimiento feminista de que se tiene noticia en la historia. Madres de todas las clases sociales expresaban su gratitud por la eficiente atención obstétrica que habían recibido de Agnodice, y una multitud de sus pacientes declara ante el templo que si la médico es ejecutada, morirá con ella. 

   La opinión pública de Atenas se estremeció por el proceso y mientras los 31 miembros del Areópago vacilaban en dictar una sentencia condenatoria, las esposas de los cuatrocientos senadores los obligaron a elaborar nuevas leyes, en las que no sólo se autorizaba a las mujeres para ejercer la obstetricia, sino que se prohibía que ese arte fuera desempeñado por los hombres. La resistencia organizada funcionó. Presionados por la multitud, los magistrados absuelven a Agnodice y le permiten continuar el ejercicio de la medicina. Al año siguiente, el Consejo Ateniense modificará la ley y autorizará a las mujeres a estudiar dicha disciplina. 

  Sin embargo, su trabajo científico fue más allá. Según algunos historiadores, Agnodice es en realidad la primera mujer astrónoma de la antigüedad. Esta intelectual estudió el conocimiento de los astros de los Caldeos de Mesopotamia, concentrando su teoría en el estudio de los eclipses solares y lunares, explicando que ocurrían con un orden determinado. 

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